Fuente: El Mostrador
La escritora colombiana y autora del polémico libro “Caperucita se come al lobo”, Pilar Quintana, aclara que su texto no es apto como literatura infantil, pero dice estar sorprendida con el escándalo producido por el contenido sexual del libro y que no se diga nada sobre la violencia que actualmente está presente en el cuento.
El libro, de carácter erótico, llegó a manos de un niño de 12 años en un colegio de Río Bueno, en la región de Los Ríos, lo que provocó una controversia luego que el alcalde Luis Reyes (UDI) denunciara lo sucedido y el Mineduc pidiera su retiro.
En entrevista con La Tercera, Quintana explica que “Caperucita se come al lobo” es una colección de cuentos que hablan sobre el deseo, los celos, el abuso y la violencia, dejando en claro que no es un libro apto como literatura infantil.
Respecto a que su libro haya llegado a los colegios, la escritora menciona que le parece correcto, pero afirma que “creo que habría sido apropiado para niños mayores de 15 ó 16. Los jóvenes podrían conectar con un libro de estas características. En Colombia he leído algunos de estos cuentos en colegios y a partir de estas lecturas se han generado debates interesantes sobre el machismo, el papel de la mujer, la sexualidad, la violencia y el abuso”.
En ese mismo sentido, precisa estar sorprendida que “los escandalice el contenido sexual del libro, pero que no se diga ni una sola palabra sobre la violencia. Es como si encontraran que la violencia es normal y admisible, más no el sexo consentido entre dos adultos”.
Además, sostiene que con su sobrina de 10 años habla abiertamente de muchos temas, en una manera adecuada para su edad y “si algún día ella se encontrara con mi libro y lo leyera, creo que en mi familia aprovecharíamos la oportunidad para responder sus preguntas y hablar con ella sobre literatura y ficción, sexualidad y violencia”.
“Me parece que a la gente le gusta el aspecto glamoroso con que se revisten estos temas a veces: las mujeres sexis y semi desnudas de las revistas o los hombres violentos y chic de la televisión. Pero se sienten tremendamente incómodos cuando esos temas se presentan de un modo más cercano a la realidad, que es como aparecen en mi libro”, explica.
También señala que es contraproducente que se retiren libros o censuren su lectura como el que ella escribió, ya que “confunde a los niños, hace que vean a la sexualidad como algo “malo” y prohibido y les impide informarse clara y sanamente”.
“No deberían retirarlo. No soy quien debe recomendar el libro, pero creo que cuando un niño muestre interés por leerlo es el momento adecuado para que lo haga, naturalmente con el apoyo de sus padres o profesores. O, por lo menos, eso es lo que aplicaré en mi familia. Mi sobrina y mi hijo lo leerán cuando muestren interés por hacerlo. No quisiera que lo leyeran como yo leí algunos libros en la adolescencia, a escondidas de mis padres y profesores, porque sabía que trataban temas fuertes y ellos los habían prohibido”.